El aprendizaje basado en el pensamiento o Thinking Based Learning (TBL) es una de las metodologías de enseñanza activa más conocidas y empleadas del momento.
Después de decir esto te preguntarás que la convierte en una metodología tan destacada, aquí te lo explicamos ⮯
https://www.youtube.com/watch?v=IMJObXTjjuE
Esta metodología recoge la idea de que aprender no es memorizar, como la enseñanza tradicional nos sugiere; busca que el alumno forme parte activa de su propio proceso de aprendizaje y empiece a convertir toda esa información que tiene a su alcance en conocimiento. Es decir, que sea capaz de asimilarla, razonar en base a ella, analizar y relacionar los conceptos… de forma que no se quede en una simple teoría que debe aprenderse y que pueda utilizar esta base en el futuro.
Por eso hablamos de enseñanza activa, ya que el alumno pasa de ser un sujeto pasivo que se limita a escuchar, leer y memorizar conceptos a tomar un papel más activo siendo él mismo el que tome la iniciativa y se convierta en el centro de su aprendizaje. Esto hace que el alumno se sienta más involucrado, deba ser más participativo y, por lo tanto, esté más motivado y se involucre más en sus asignaturas, además de convertirlo en alguien más autónomo y con capacidad para tomar sus propias decisiones, siguiendo un pensamiento racional y crítico sin dejar de lado su creatividad y sin obviar lo que le dicta su inteligencia emocional.
En definitiva, podríamos decir que esta metodología se basa en que el alumno consiga aprender a pensar por sí mismo, sepa cómo potenciar sus capacidades y utilice todas las asignaturas y conceptos que debe asimilar a lo largo de su etapa estudiantil para formarse a nivel profesional y personal.
Existen diferentes instrumentos con los que introducir esta metodología en tus clases, uno de ellos (y quizá el más empleado) son los organizadores gráficos de pensamiento con los que mostrarás a tus alumnos cómo distribuir conceptos de forma que les permita estructurar y reflexionar sobre una idea de manera atractiva y visual. Otros recursos que puedes utilizar son los grupos cooperativos o los foros de discusión.
Recuerda, el límite a la hora de establecer actividades según el Thinking Based Learning lo pones tú, pero estas siempre deberán estar enfocadas a que tus alumnos aprendan analizando, reflexionando, argumentando, relacionando, contrastando, clasificando y, en resumen, desarrollen su propio criterio y su creatividad.
A la hora de buscar instaurar este modelo con estudiantes podemos encontrar dificultades. Por ello, hemos preparado dos ejemplos sencillos sobre ejercicios que aplican el TBL:
Aplicable a cualquier materia o asignatura, las charlas sobre un tema concreto son ejemplos sencillos y prácticos. Dividir a una clase en grupos, para que preparen argumentos a favor y en contra sobre una temática que deban presentar a sus compañeros, disparará sus capacidades de pensamiento crítico.
Otro ejercicio de gran efectividad es la reacción a un video, una imagen, o una teoría o cita. Por ejemplo, reproducir un video sobre un tema polémico y pedir a los alumnos que de forma individual escriban sus pensamientos y reacción. Obligarles a encontrar su punto propio e individual de vista fomenta de nuevo el pensamiento crítico.
El inventor de esta teoría es el estadounidense Robert Swartz, nacido en 1938. Se tituló como educador y psicólogo y dedicó su vida a investigar y promover el pensamiento crítico como piedra angular de la educación, mediante teorías, estrategias y métodos.
Su teoría del Think-Based Learning se basa en la premisa de que los estudiantes deben aprender a pensar de manera activa y deliberada en lugar de recibir información y estudiarla sin reflexionar sobre ella.