Responsabilidad afectiva puede ser un término que a muchos les resulte desconocido, lo que si es cierto es que esta palabra, a pesar de su longevidad, está cobrando cada vez más relevancia, y son muchos los especialistas que acuden a ella para concienciar a la sociedad – cada vez más inmersa en el mundo de las redes sociales y la idealización de las relaciones románticas y de la vida en general – de lo que implica mantener relaciones sanas, igualitarias y mutuamente respetuosas.
El concepto de responsabilidad afectiva está directamente relacionado con la consecución de la igualdad, la comunicación asertiva y con sacar nuestro lado más empático, por lo que algo que incluya comportamientos y acciones tan positivas nos parecía que no podía quedarse fuera de nuestro blog. Así que si como nosotros quieres conocer más acerca de este concepto, sigue deslizando 😉
Índice
¿En qué consiste la responsabilidad afectiva?
El concepto “responsabilidad afectiva”, como hemos dicho, nace con el propósito de mostrar cómo establecer vínculos o relaciones de manera igualitaria, siendo conscientes de que cada uno de nuestros actos repercute de forma directa o indirecta en los demás y que, por lo tanto, debemos ser conscientes de ello y actuar en consecuencia.
Aunque generalmente esta idea se pueda vincular más con el concepto de una relación amorosa, lo cierto es que es del todo aplicable a cualquier tipo de relación que establezcamos, ya sea sentimental, familiar, amistosa, laboral, etc.
En definitiva, la responsabilidad afectiva consiste en evitar la mayor parte de los desacuerdos, malentendidos, daños o imposiciones de poder que puedan llegar a surgir en una relación, fomentando la comunicación entre las partes implicadas, las cuales deben tener completa libertad para expresar lo que sienten o desean de forma que ambos conozcan las expectativas, sentimientos, emociones y límites existentes.
Es importante que seamos conscientes de que es imposible mantener aun así una relación perfecta en la que no existan problemas o alguien resulte herido en algún momento, pero sí lograremos establecer una relación sana, que evite cualquier tipo de comportamiento tóxico, en la que podamos resolver los problemas fácilmente gracias al diálogo y en la que, por norma general, podamos evitar hacernos daño.
¿Por qué es importante la responsabilidad afectiva?
Precisamente ser capaces de establecer relaciones sanas, libres de cualquier rastro de toxicidad es una de las razones por las que la responsabilidad afectiva es tan importante.
Además, gracias a ella también podremos aprender a gestionar nuestras propias emociones o desarrollar capacidades como la asertividad¿Qué es la asertividad? La asertividad es una conducta que se basa en tener la capacidad de expresarse o transmitir… y la empatíaLa empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos y perspectivas de los demás. Es ponerse en el…, las cuales nos ayudarán a mejorar nuestra convivencia en sociedad, nuestra estabilidad emocional e incluso nuestro currículum de cara a la búsqueda empleo.
Cómo trabajar la responsabilidad afectiva
Es verdad que visto desde fuera puede parecer muy sencillo, pero aplicarlo ya es otra historia. Como cualquier tipo de cambio o nuevo hábito, puede resultarte al principio difícil de conseguir, pero es fundamental tener presente que con constancia y ganas cualquier cosa es posible, sobre todo aquellas que dependen de nosotros mismos. Lo primero es mostrarnos abiertos y dispuestos a empezar.
Una vez preparados, aquí te dejamos unas cuantas “tareas” con las que practicar la responsabilidad afectiva:
- Comunícate con la otra persona:
Ya hemos mencionado varias veces lo importante que es este apartado, pero debíamos dejarlo claro. Es vital que la otra persona conozca cómo te sientes, qué es lo que deseas o esperas de ella, si algo va mal… Todas estas cosas, que a priori pueden parecer obvias, son las mismas que nunca llegamos a mencionar ya sea por no resultar pesados, “ñoños”, agobiar a la otra persona o sentir que le damos demasiado poder sobre nosotros si nos abrimos completamente a ella, pero es importante que comprendas que ese tipo de pensamientos no son racionales y que si realmente quieres establecer una relación sincera con alguien, o simplemente poder sentirte a gusto, ser tu mismo y poder confiar; debes dar el paso.
- No puedes culpar a la otra persona por no cumplir tus expectativas:
Si esa persona no conoce que es lo que realmente deseas no puedes pretender que lo adivine. Este es otro de los mayores errores que solemos cometer y, de nuevo, demuestra lo importante que es diálogo y ser sinceros con nosotros mismos y con el resto sobre lo que realmente queremos. De igual manera debes ser consciente de que la otra persona también tiene sus propios gustos y deseos y que no tiene porqué dejarlos de lado para cumplir los tuyos. El respeto y la comprensión deben darse en ambas direcciones.
- No puedes responsabilizar a la otra persona por cómo te sientes:
Y esto debes entenderlo bien. No significa que la otra persona sea libre para actuar y decir lo que quiera sin tener en cuenta cómo puedas sentirte o cómo esto afecte a tu libertad. Eso ya lo hemos dejado claro. Nos referimos a que cada uno de nosotros somos responsables de cómo interpretamos o cómo nos sentimos frente a cómo actúan los demás y, en muchas ocasiones, atribuimos dobles sentidos, malinterpretamos o simplemente nos sientan mal cosas que no deberían y eso es algo que deberíamos trabajar para seguir avanzando. Debes analizar el origen de tus emociones, ya sea por tu cuenta o con la ayuda de un especialista que pueda orientarte en el proceso.
- Nadie es perfecto, reconoce también tus errores:
Asumir lo que hemos hecho mal y pedir perdón es igual de importante que saber perdonar, además nos ayudará no solo a ser sinceros y justos con los demás sino también con nosotros mismos y nuestra salud mental.
- Practica la empatía:
Debes ponerte en el lugar del otro e intentar comprender desde esa perspectiva cómo puede sentirse y cómo puedes actuar tú en consecuencia. Para que la relación sea lo más equitativa posible, es necesario dejar a un lado el narcisismo y el individualismo y centrarse en los dos; eso sí, nunca anteponiendo la relación, de forma permanente, a uno mismo.
- Estableced límites:
Cada persona es un mundo y conociendo cuáles son sus límites o hasta dónde están dispuestos a llegar no solo te ayudará a hacerte una idea sobre lo que puedes esperar de ellos, sino también a evitar muchos posibles conflictos y daños irreparables.
Y hasta aquí podemos escribir, esperamos que estos pequeños consejos te sirvan de ayuda y hayas podido conocer un poco más acerca de la responsabilidad afectiva. Síguenos en redes sociales y haznos saber qué es lo que opinas sobre ella 🙂